Zorro del desierto, natural del Sahara y Arabia (Foto: drlyncher, en Reddit)
El fénec es el zorro más pequeño del mundo, aunque sus grandes orejas, que miden 15 centímetros, parecen haberle sido prestadas por algún primo mayor.
Los zorros fénec habitan en el desierto del Sáhara y en la práctica totalidad del Norte de África. Sus hábitos nocturnos, además de una serie de adaptaciones físicas, le ayudan a soportar el calor abrasador del desierto del Sáhara.
Sus características orejas, que recuerdan a las de los murciélagos, irradian el calor corporal y le ayudan a mantenerse fresco. También tienen pelo largo y espeso que les aísla del frío nocturno y les protege del sol durante el día. Incluso sus patas tienen pelo, lo que es otra ventaja, ya que puede utilizarlas a modo de raquetas de nieve y evitar quemaduras con la ardiente arena del desierto. Sus patas funcionan además eficazmente como palas que usa para cavar frecuentemente, pues los zorros fénec viven en guaridas subterráneas.
Estos zorros habitan en pequeñas comunidades, cada una de ellas formada por unos diez individuos. Al igual que otros cánidos, los machos marcan su territorio con orín y se convierten en competidores agresivos cuando llega la época de apareamiento anual.
Por lo que respecta a la alimentación, los fénec son animales oportunistas. Buscan plantas para alimentarse, pero también comen roedores, huevos, reptiles e insectos. Como la mayor parte de los habitantes del desierto, el zorro fénec ha desarrollado la capacidad de pasar largos períodos de tiempo sin beber agua.
Los fénec son de color crema, con la punta de la cola de color negro. Su aspecto adorable le ha hecho ser uno de los animales más cotizados en el mercado de mascotas, y también es perseguido por los cazadores locales, que buscan su piel. Se sabe poco sobre el estado de las poblaciones de fénec en libertad.
Oskar Schlemmer (Stuttgart, 1888 – Baden-Baden, 1943) experimentó con la pintura y la escultura, por lo que pasó a la historia fue por sus diseños creativos en el teatro. Revolucionó el panorama con sus criaturas mecánicas en la obra ‘Ballet triádico’, presentada en Stuttgart allá por 1922.
La gran obra de Oskar Schlemmer consistía en poner sobre el escenario a tres bailarines que se multiplicaban gracias a los 18 disfraces que intercambiaban, todos ellos de formas geométricas. La coreografía consistía en realizar tan solo 12 movimientos distintos siguiendo el ritmo de la música de Paul Hindemith.