4/10/09

Era de noche

... y estabamos sentados junto al fuego estirando los brazos hacia las llamas, escuchando historias y mirando la luna y las estrellas. El carbon rojizo de las brasas nos ilu­minaba la cara en la oscuridad e hilos de humo se alzaban continuamente hacia el cielo. Pa Sesay, abuelo de uno de mis amigos, nos habia contado muchas histOrias aquella noche, pero antes de empezar la ultima, dijo varias veces:

-Esta es una historia muy importante. Se aclaro la garganta y empezo:

-Habia un cazador que se interno en el bosque para ma­tar un mono. Llevaba solo unos minutos buscando cuando vio un mono sentado comodamente en la rama de un arbol bajo. El mono no Ie presto atencion, ni siquiera cuando sus pasos se oyeron sobre las hojas secas al acercarse. Cuando estuvo cerca y de todos del arbol donde podia ver claramente al mono, levanto el rifle y apunto. Estaba a punto de apretar el gatillo, cuando el mono hablo:

-Si me matas, tu madre morira, y si no, morirá tu padre.

El mono volvio a acomodarse, masticando su comida, y de vez en cuando se rascaba la cabeza 0 un lado del estomago.

-Que hariais vosotros si fuerais el cazador?

Esta era una historia que se contaba en mi pueblo a los jovenes una vez al año. El narrador, normalmente un ancia­no, planteaba aquella pregunta sin respuesta al final de la historia en presencia de los padres de los ninos. Se pedia a todos los ninos presentes que die ran una respuesta, pero ninguno contestaba, porque ambos padres estaban presentes.

El narrador tampoco of red a nunca una respuesta. En todas esas reuniones, cuando llegaba el momenta de responder, yo siempre deda al narrador que tenia que pensarlo, lo que evidentemente no era una buena respuesta. Tras esas reuniones, mis amigos y yo -todos los ninos de seis a doce años- nos devanabamos los sesos buscando posibles respuestas que evitaran la muerte de uno de sus padres.


No habia respuesta correcta. Si matabas al mono, moriria uno, y si no lo matabas, moriria el otro. Aquella noche nos pusimos de acuerdo en una respuesta, pero nos la rechazaron inmediatamente. Dijimos a Pa Sesay que si alguno de nosotros fuera el cazador, no habriamos salido a cazar monos. Dijimos: «Hay otros animales que cazar, como ciervos». -Esa no es una respuesta aceptable -dijo-. Damos por sentado que como cazador ya has levantado el arma y has tomado una decision. Partio en dos la nuez y sonrio introduciendose la mitad en la boca. Cuando tuve siete años encontre una respuesta con sentido. Nunca lo dije a nadie, sin embargo, por miedo a que se resintiera mi madre. Llegue a la conclusion de que si yo fuera el cazador, le pegaria un tiro al mono para que no tuviera la posibilidad de poner a otros cazadores en eI mismo apuro.


Ismael Beah, Memorias de un niño soldado.

Historia real de Ismael inmerso en la guerra civil en Sierra Leona, que salvado por las tropas leales al gobierno fue reclutado para enfrentar, drogado y armado como un adulto a sus 12 años a las fuerzas rebeldes. Mató, fusiló, degolló, incendió, saqueó como un adulto motivado por una frase lavadora de cerebros "Te sacaron la familia, vengate!!". Hoy trabaja en la Onu como supervisor de Derechos Humanos de la Infancia.

1 comentario:

superchango del cordero dijo...

queremos pajaritos