También cuando llueve mucho o hace frío.
Pero nadie se queja cuando resplandece la luna.
Todos se sienten felices y aprecian la luna cada uno a su manera.
Los niños observan las sombras y juegan aprovechando su luz.
Los mayores se reúne para contar historias y bailar toda la nohce.
Suceden cosas mu agradables cuando la luna ilumina.
Por estas y alguna razones más debemos querer ser como la luna.
A partir de este cuento de mi abuela empecé a observar la luna en silencio. Descubrí que la luna era hermosa y atractiva y me imaginaba en sus manchas diferentes formas.
Ahora cada vez que tengo ocasión de observar la luna sigo viendo imagenes de cuando era niño y observaba la luna y me complace saber que una parte de mi infancia sigue incrustada en mí.
Ismael Beah, Memorias de un niño soldado.
Historia real de Ismael inmerso en la guerra civil en Sierra Leona, que salvado por las tropas leales al gobierno fue reclutado para enfrentar, drogado y armado como un adulto a sus 12 años a las fuerzas rebeldes. Mató, fusiló, degolló, incendió, saqueó como un adulto motivado por una frase lavadora de cerebros "Te sacaron la familia, vengate!!". Hoy trabaja en la Onu como supervisor de Derechos Humanos de la Infancia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario