Famoso por estar entre los primeros pigmentos sintéticos modernos jamás creados, Prussian Blue fue descubierto por casualidad en 1704 por el fabricante de color alemán Diesbach cuando estaba creando un pigmento rojo de lago para usar como un tinte, usando sulfato de hierro y potasa. En esta ocasión afortunada, la potasa se contaminó con impurezas en forma de aceite animal y en lugar de un rojo brillante, Diesbach produjo un púrpura, que cuando se concentró, se convirtió en un pigmento azul profundo. Este descubrimiento accidental proporcionó una nueva alternativa al único pigmento azul permanente disponible, el Ultramarine (Lapiz Lazuli), que era extremadamente caro porque se extraía en cantidades limitadas en Afganistán.
Para 1710, el Prussian Blue estaba siendo usado por muchos artistas en la Corte Prusiana, de ahí su nombre. El uso del pigmento se extendió por Europa en acuarela y color de aceite, utilizado por artistas como Antoine Watteau y Jean-Baptiste Pater. Luego se extendió por todo el mundo hasta Japón, donde se usó para la pintura en bloques de madera de Hokusai "La gran ola de Kanagawa" y "Treinta y seis vistas del monte Fuji". Desde entonces, Prussian Blue ha aparecido en las paletas de artistas como Monet, Constable, Gainsborough, LS Lowry y Picasso en su famoso "Período Azul".
Muchas de estas pinturas históricas que usan el azul de Prusia muestran su tendencia a desvanecerse y volverse grisáceas con el tiempo.